Materiales para 5to y 6to

Materiales 5 to. Desde la era napoleónica hasta la Restauración

Datos Cronológicos

1794 Reacción de los moderados frente a los jacobinos. Creación de un Directorio de cinco miembros.
1799 Se establece el Consulado. Tres miembros. Primer cónsul Napoleón.
1802 Carácter vitalicio para el primer cónsul. Reformas sociales y económicas inspiradas en la Ilustración.
1804 Una nueva Constitución convierte a Napoleón en emperador.
1806 Expansión del imperio napoleónico en Europa. Sistema continental contra Inglaterra (bloqueo comercial)
1815 Derrota definitiva de Napoleón. Congreso de Viena.


1) Un retrato de Napoleón

“Bonaparte, como la raza de los príncipes, sólo ha querido y buscado el poder, y ha llegado a él a través de la libertad (…) Bonaparte no es grande por sus palabras, ni por sus discursos, ni por sus escritos, ni por su amor a las libertades, que jamás tuvo ni intento establecer. Es grande por haber creado un gobierno regular y poderoso, un código de leyes adoptado en diversos países, tribunales de justicia, escuelas, una administración fuerte, activa, inteligente, y sobre la cual aún vivimos. Es grande por haber resucitado a Italia. Es grande por haber hecho renacer en Francia el orden del seno del caos; por haber reducido al orden a furiosos demagogos, a orgullosos sabios, a volterianos ateos, a oradores de plaza, a asesinos de cárceles y de calles”.

François René, vizconde de Chateaubriand
Memorias de ultratumba (1848-1850), publicación póstuma.

La herencia de Napoleón

“Alguna vez se ha considerado a Napoleón el último déspota ilustrado, el hombre que concentra en sus manos un poder ilimitado para proceder a reformas, y en efecto, el refuerzo del poder central y la modernización de la administración habían caracterizado a las monarquías del siglo XVII. Pero, por otra parte, Napoleón es un hijo de la Revolución, que mantuvo el principio de la libertad de los campesinos y la igualdad civil, aún mostrando al mismo tiempo que no era incompatible con la prepotencia social de los notables”.

Antonio Fernández

2) La Restauración


Después de la caída de Napoleón en 1815, los representantes de los países vencedores (Austria, Rusia, Gran Bretaña y Prusia) se reunieron en el Congreso de Viena. El Congreso tuvo como principal objetivo la Restauración del Antiguo Régimen y, por supuesto, de los gobiernos absolutistas anteriores a la época revolucionaria.
La Restauración se fundamenta en tres principios básicos: 1) el de la legitimidad, que restauraba en el poder a los llamados monarcas legítimos destronados durante la era napoleónica; 2) el de compensación, por el que algunos países recibirían territorios por las perdidas sufridas; 3) el de equilibrio del poder, con el que se buscaba impedir que una nación determinada llegara a ser tan poderosa que se constituyera en una amenaza para la soberanía de las demás.
Para dar cumplimiento a lo establecido en el Congreso de Viena, se realizó una serie de acuerdos y alianzas; el primero de ellos fue la llamada Santa Alianza, pacto firmado por Rusia, Austria y Prusia. Más tarde fue la Cuádruple Alianza, creada por Rusia, Austria, Prusia y Gran Bretaña. Esta alianza creaba una organización destinada a dar cumplimiento de los tratados impuestos a Francia, y ha sido considerada como un intento para evitar que despertara el espíritu revolucionario de Francia, o que surgiera un nuevo imperio como el de Napoleón.

Monarquías absolutas y constitucionales

El principio de la legitimidad y las prerrogativas reales conciliados con la concesión de algunas libertades. El sistema de “carta otorgada”

“La Divina Providencia, volviéndonos a llamar a nuestros Estados después de una larga ausencia, nos ha impuesto grandes obligaciones. La primera necesidad de nuestros súbditos es la paz. Nos estamos ocupando de ella sin descanso, y esta paz, tan necesaria para Francia como para el resto de Europa, está firmada. El estado actual del Reino requería una Carta Constitucional; la habíamos prometido y la publicamos. Hemos considerado que aunque en Francia la autoridad resida completamente en la persona del Rey, nuestros predecesores no habían vacilado nunca en modificar su ejercicio a tenor de la evolución de los tiempos. Hemos podido apreciar los efectos del progreso de la Ilustración y las graves alteraciones que se derivaron de ello (…) Al mismo tiempo que reconocemos que una Constitución libre y monárquica debe llenar las esperanzas de la Europa ilustrada, hemos debido recordar también que nuestro primer deber hacia nuestros pueblos era el de conservar, para su propio interés, los derechos y prerrogativas de nuestra Corona. Hemos esperado que, instruidos por la experiencia, estén convencidos de que solo la autoridad suprema puede dar a las instituciones por ella establecidas la fuerza, la permanencia y la majestad de que ella misma está revestida”…

Preámbulo de la Carta Constitucional francesa. 1814.

Ejercicio: Subraya en el texto todas las afirmaciones que contradicen las ideas del liberalismo revolucionario del siglo XVIII

La Santa Alianza

“De acuerdo con las palabras de las Santas Escrituras, que ordenan a todos los hombres mirarse como hermanos, los tres monarcas contratantes permanecerán unidos por los lazos de una verdadera e indisoluble fraternidad (…), se prestaran, en toda ocasión y en todo lugar asistencia, ayuda y socorro, teniéndose en cuenta como padres de familia en relación con sus súbditos y ejércitos, a quienes dirigirán con el mismo espíritu de fraternidad con que están animados para proteger la religión, la paz y la justicia”.

Fragmento del pacto de la Santa Alianza entre Austria, Prusia y Rusia


“En su deseo de eliminar las huellas de la revolución y las conquistas del Imperio, la Europa de 1815 se convirtió en una Europa legitimista, clerical y reaccionaria. Sin embargo, los gérmenes de las ideas de 1789 permanecieron vivos. El descontento fue incubando desde los intelectuales al proletariado, desde los liberales a los demócratas, desde los burgueses ilustrados a los obreros desarraigados por la naciente revolución industrial, en casi todas las clases sociales y en casi todos los países. Este descontento espontáneo, esta revolución latente hallaron su justificación en diversos tipos de ideologías, moderadas unas, virulentas otras. La Europa de 1815 estaba madura para una larga sucesión de revoluciones”.

Jean Baptiste Duroselle

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